Veo con tristeza y preocupación la seguidilla de sucesos acaecidos en nuestra provincia en el último tiempo. Pensamos (por lógica) que al menos en época electoral el gobierno intentaría hacer las cosas bien, pero la realidad demuestra otra cosa. Chaco padece a la corrupción, madre de todos los males que aquejan a nuestro terruño.
La avioneta que cayó y que transportaba 300 kilogramos de cocaina es la punta del iceberg de un flagelo que mata indiscriminadamente y que en los últimos años ha copado la provincia. Basta con recorrer un poco y charlar con los vecinos de los diferentes barrios para enterarse quién vende droga, qué tipo de droga vende y en cuánto oscila el precio; como así también quienes son los principales compradores (generalmente, nuestros jóvenes).
Pedir a los funcionarios que funcionen resulta impensable, si cada día que pasa un nuevo escándalo sacude a quienes sostienen al gobernador, que se ha rodeado de presuntos asesinos, abusadores y delincuentes de la peor calaña. ¿Quién responde? Porque Coqui, no.
Pienso hoy, mientras realizo mis actividades cotidianas, en la urgente necesidad de cansarnos de una vez; de salir de la comodidad de la queja y pasar a la acción. El primer paso (además de la participación activa en nuestras comunidades), debe ser en las urnas; como corresponde y legitima la democracia.
Nos invito a no perder la fe ni las ganas. Nos invito a atrevernos a atravesar un proceso de cambio «con todos sus tintes» que garantice futuro, progreso y sobre todo, un respiro ante tanta violencia institucional. ¡Es momento de cansarnos!
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